miércoles, 1 de septiembre de 2010

2003 o 2004

"Tengo la teoría de que nos llenan de señales, y nosotros no las tomamos en cuenta. Coincidencias que parecen increíbles, pero que para mí encierran algo más. Mensajes que nos mandan en códigos que nos sabemos descifrar. Por eso voy a escribir estas cosas extrañas que suceden, para intentar descubrir lo que me quieren decir." Así empezaba el diario de esta chica que al no estar seguros de su nombre, la llamaremos Carmen. Carmen tenía 20 años y una inquietud en el cuerpo que no la dejaba vivir. Vivir para ella no era fácil, había algo que no la dejaba tranquila, una sensación de estar a punto de encontrarlo, pero no saber dónde, ni cómo, y en realidad tampoco sabía qué buscaba. Buscaba, eso sí, ella siempre buscaba, siempre estaba atenta a todo lo que sucedía a su alrededor, no dejaba pasar nada por alto. Alto, morocho, de ojos marrones era Carlos, la única persona con la que Carmen pudo relacionarse francamente en toda su vida, la única persona en la que confió. Confió en él más que en nadie, lo quiso como a nadie, y el día en que se sintió defraudada el mundo tambaleó para ella. Ella, por lo que pudimos averiguar, y lo que no sabemos lo inventamos, era una soñadora.

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