lunes, 24 de diciembre de 2007

Por fin llegó el día

                                                              
Por fin llegó el día. Si hasta cuando me desperté me sentí distinto, con ese sentimiento de “algo va a pasar”. Algo que no me pasó nunca, algo que va a modificarme, que va a sorprenderme, que va a empujarme a una nueva vida, ¿existirá una cosa así?
Me dijeron que si, solo falta esperar. Son las 22.15, así que quedan menos de dos horas para la revelación. Estoy ansioso, me transpiran las manos, me duele la panza, hace dos días que no como esperando este momento. Creo que hoy hice un record si algún jurado del libro ese tan famoso lo hubiera registrado… fui al baño 54 veces y siempre que fui lo utilicé, prefiero no entrar en detalles. Y si no pasa nada? Y si me engañaron? No, no puede ser, me dieron pruebas suficientes para confiar en lo que decían. Y yo cofie… y confío. Otro record para registrar, es el cigarrillo número 30 que prendo y al segundo apago en el día de hoy. Yo había dejado de fumar, pero hoy volví. Pero no me gusta fumar, por eso lo apago, es solo la ansiedad. Busqué todo el día en la calle encontrarme con eso que todavía no se qué es. Nunca le presté tanta atención a la gente que camina por la calle. Andan como drogados, desconectados de la realidad que en ese momento es la caminata por la vereda. No tiene conciencia que son personas las que caminan junto a ellos, y que a esas personas le pasan cosas, una está contenta porque se está por casar, otra espera su tercer hijo, otra está triste porque discutió con su pareja, a otra le diagnosticaron cáncer de pulmón, y uno prende un cigarrillo como si nada, porque cuando caminamos por la calle el otro no existe. Pero eso no importa ahora, solo importa que queda una hora y media del día para que suceda. Tengo miedo, pero no por esto, vivo con miedo, el miedo me alimenta, el miedo es mi veneno, tengo miedo de morir de miedo. Por qué me vuelvo a acordar de eso? Por qué no puedo olvidar? Y una vez más lo mismo, el pecho se me oprime, me llora, y sus lagrimas recorren mi estómago, bajan por mis piernas y llegan a mis pies, odio esa sensación, que no puedo evitar. Por qué ella encontró a otro que no soy yo, y qué tiene el otro que yo no? Qué me diferencia de él? Qué me hace peor o mejor? Por qué no puedo ser yo? Algo adentro mio me responde: porque no. Basta, faltan solo 45 minutos. Tres cuartos de hora y por fin voy a dar el vuelco que nunca di. Voy a tratar de describir como me siento. Una descripción general diría que estoy flojo, suelto, no pongo resistencia a los movimientos, son casi involuntarios, como reflejos. Si tengo que ser más detallado, me transpiran las manos, ya lo dije eso, me late el ojo derecho, y en mi boca tengo un sabor tan amargo. Percibo un olor que me hace viajar en el espacio y en el tiempo, olor a lluvia cayendo sobre el pavimento hirviendo del verano. La primera vez que me enamoré, me enamoré? caminando por la calle Arenales, muchísimo calor. Pero basta, faltan 10 minutos, qué pasará? Camino por la vereda y no hay nadie, por la calle no pasa ningún auto, será que nadie tiene que presenciar este momento? Habrán cortado las calles solo para mi? No creo. Faltan 5 minutos. Un impulso me obliga a salir corriendo. Pará, calmate, respirá. Falta un minuto. Me paro en el medio de la calle, estoy agitado. Veo una luz a dos cuadras más o menos. Se está acercando. Ahora está a una cuadra. Es una luz muy fuerte, me lástima los ojos. Ya casi está sobre mi. La luz viene acompañada de un ruido muy fuerte…Como despertando de un sueño me doy cuenta que es un motor, las luces de un auto y…y… ya es tarde.
                                                                    

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